Existen una inteligencia que pretende comunicarse con los seres humanos y cada vez son más los encuentros
que así lo confirman, dice este ufólogo peruano, controvertido y
reconocido en el mundo por narrar sus encuentros con ovnis y
“hombrecitos verdes”. Sixto Paz Wells afirmó en Bucaramanga haber
subido a una nave espacial y establecer contacto con extraterrestres.
El
investigador, escritor y ufólogo peruano, Sixto Paz Wells, viaja por el
mundo contando lo que ha sido su contacto con seres de otros planetas y
con objetos voladores no identificados.
Para muchos, es inevitable escuchar sus narraciones, cargadas de momentos que bien podrían ser escenas de las clásicas películas como ‘Encuentros cercanos de tercer tipo’ o la afamada ‘Cocoon’, en la que un grupo de ancianos recupera su vitalidad gracias al contacto con seres de otro planeta.
Otros, por el contrario, se han dedicado a desmentir lo que dice Paz Wells, abriendo páginas web para criticar lo que este hombre dice en conferencias y entrevistas y señalándolo de farsante y adulador.
¿Dice o no la verdad? Este peruano sustenta todo lo que afirma en que él no ha sido el único que ha visto y ha establecido contacto con estos seres, pues en varias oportunidades lo ha acompañado algún medio de comunicación, un periodista (Juan José Benítez, periodista español, autor del ‘Caballo de Troya’) o seguidores de la secta ovni Rama o Rahma, la cual lidera.
También se basa en lo que dice la NASA, astronautas como Neil Armstrong o Leroy Gordon Cooper, quienes como Paz Wells aseguran haber visto cientos de ovnis durante sus misiones.
Desde hace más de cuatro décadas se ha preparado para demostrarle al mundo que los “marcianos” no vienen con malas intenciones, que no son como los han caracterizado -de baja estatura, verdes, cabezas grandes y ojos en forma de almendra- y que gracias a su preparación, por medio de la meditación, ha podido realizar viajes a las ciudades extraterrestres, ubicadas en planetas como Júpiter.
Vanguardia Liberal contactó a este ufólogo durante su visita a Bucaramanga y esto fue lo que nos contó sobre su experiencia frente a los seres de otros mundos.
¿Cómo y cuándo fue su primer contacto con los extraterrestres?
Fue en 1974. Mi padre ya investigaba los ovnis desde antes de que yo naciera y era asesor científico en materia de aeronáutica y astronomía de la Fuerza Aérea del Perú. Recuerdo que con un amigo abrieron un instituto de investigación de los ovnis. Él nos enseñó a mis hermanos y a mí que lo raro no es que haya vida sobre otros planetas, lo raro sería que no la hubiese. Un año antes me contacté con un grupo de yoga e hice meditación a los 17 años. Cuando tuve el contacto apliqué todo lo aprendido. Entonces una noche, con mi padre y mi hermano, recibimos una psicografía (escritura que no proviene de los pensamientos conscientes de quien escribe) que puso por escrito lo que captamos en nuestras mentes. En este primer mensaje decía: “Sala de hogar buena para la comunicación. Me llamó Salt, soy de Morlen, que ustedes llaman Ganímedes, una luna de Júpiter. ¿Podemos tener contacto con ustedes? Pronto nos verán. Luego volví a tener contacto meses después con unos amigos, con quienes repetí el experimento en un lugar del desierto del sur de Lima. En ese momento la noche se iluminó como si fuera de día, vimos una luz intensa detrás de los cerros, que se nos puso encima. Era un objeto en forma de disco que tenía ventanitas, que giraba sobre sí mismo y proyectó una luz como de mediodía sobre nosotros. Todos captamos en nuestras mentes un mensaje que decía que “no bajaban, porque no estábamos preparados, que había una preparación, un tiempo y un lugar. Hubo un segundo encuentro donde sí los vimos bajar.
¿Cómo eran físicamente estos seres?
Eran seres antropomorfos y humanoides, no eran monstruos. Gente con rasgos orientales. El primer ser que vimos medía 1.80 metros, su rostro era ligeramente más ancho que el nuestro, pómulos pronunciados, ojos marcadamente oblicuos, frente amplia, pelo lacio que le caía en los hombros, se le veía fuerte. Tenía un cinturón y botas, parecía un coreano u oriental. Hacía gestos con las manos. La comunicación con él fue mental: “Soy Salt, el mismo ser que se ha comunicado con ustedes desde el principio”. Nos dijo que no tuviéramos miedo.
¿Cualquier persona puede percibir o ver a un extraterrestre?
No, porque la mayoría de gente no tiene afinado el ‘Ojo del Cazador’, no sabe ni qué es lo que ve.
¿Qué tantas cosas de las que se dicen sobre estos seres son ciertas y qué tantas no?
Se habla de conspiraciones, como lo muestra el cine, pero nada de eso es cierto. Lo que tampoco es cierto es que en el área E51 de Nevada, Estados Unidos, el Gobierno haya experimentado con extraterrestres grises, intercambiando con gente o experimentando tecnología. Lo cierto es que el Gobierno norteamericano ha aprovechado de los ovnis la tecnología de las naves que se han estrellado en los últimos 70 años, naves como el Caso Roswell, como la que se estrelló en la Sierra Nevada de Santa Marta, el ovni que se estrelló en Taiwán o en la Serena, Chile.
Para muchos, es inevitable escuchar sus narraciones, cargadas de momentos que bien podrían ser escenas de las clásicas películas como ‘Encuentros cercanos de tercer tipo’ o la afamada ‘Cocoon’, en la que un grupo de ancianos recupera su vitalidad gracias al contacto con seres de otro planeta.
Otros, por el contrario, se han dedicado a desmentir lo que dice Paz Wells, abriendo páginas web para criticar lo que este hombre dice en conferencias y entrevistas y señalándolo de farsante y adulador.
¿Dice o no la verdad? Este peruano sustenta todo lo que afirma en que él no ha sido el único que ha visto y ha establecido contacto con estos seres, pues en varias oportunidades lo ha acompañado algún medio de comunicación, un periodista (Juan José Benítez, periodista español, autor del ‘Caballo de Troya’) o seguidores de la secta ovni Rama o Rahma, la cual lidera.
También se basa en lo que dice la NASA, astronautas como Neil Armstrong o Leroy Gordon Cooper, quienes como Paz Wells aseguran haber visto cientos de ovnis durante sus misiones.
Desde hace más de cuatro décadas se ha preparado para demostrarle al mundo que los “marcianos” no vienen con malas intenciones, que no son como los han caracterizado -de baja estatura, verdes, cabezas grandes y ojos en forma de almendra- y que gracias a su preparación, por medio de la meditación, ha podido realizar viajes a las ciudades extraterrestres, ubicadas en planetas como Júpiter.
Vanguardia Liberal contactó a este ufólogo durante su visita a Bucaramanga y esto fue lo que nos contó sobre su experiencia frente a los seres de otros mundos.
¿Cómo y cuándo fue su primer contacto con los extraterrestres?
Fue en 1974. Mi padre ya investigaba los ovnis desde antes de que yo naciera y era asesor científico en materia de aeronáutica y astronomía de la Fuerza Aérea del Perú. Recuerdo que con un amigo abrieron un instituto de investigación de los ovnis. Él nos enseñó a mis hermanos y a mí que lo raro no es que haya vida sobre otros planetas, lo raro sería que no la hubiese. Un año antes me contacté con un grupo de yoga e hice meditación a los 17 años. Cuando tuve el contacto apliqué todo lo aprendido. Entonces una noche, con mi padre y mi hermano, recibimos una psicografía (escritura que no proviene de los pensamientos conscientes de quien escribe) que puso por escrito lo que captamos en nuestras mentes. En este primer mensaje decía: “Sala de hogar buena para la comunicación. Me llamó Salt, soy de Morlen, que ustedes llaman Ganímedes, una luna de Júpiter. ¿Podemos tener contacto con ustedes? Pronto nos verán. Luego volví a tener contacto meses después con unos amigos, con quienes repetí el experimento en un lugar del desierto del sur de Lima. En ese momento la noche se iluminó como si fuera de día, vimos una luz intensa detrás de los cerros, que se nos puso encima. Era un objeto en forma de disco que tenía ventanitas, que giraba sobre sí mismo y proyectó una luz como de mediodía sobre nosotros. Todos captamos en nuestras mentes un mensaje que decía que “no bajaban, porque no estábamos preparados, que había una preparación, un tiempo y un lugar. Hubo un segundo encuentro donde sí los vimos bajar.
¿Cómo eran físicamente estos seres?
Eran seres antropomorfos y humanoides, no eran monstruos. Gente con rasgos orientales. El primer ser que vimos medía 1.80 metros, su rostro era ligeramente más ancho que el nuestro, pómulos pronunciados, ojos marcadamente oblicuos, frente amplia, pelo lacio que le caía en los hombros, se le veía fuerte. Tenía un cinturón y botas, parecía un coreano u oriental. Hacía gestos con las manos. La comunicación con él fue mental: “Soy Salt, el mismo ser que se ha comunicado con ustedes desde el principio”. Nos dijo que no tuviéramos miedo.
¿Cualquier persona puede percibir o ver a un extraterrestre?
No, porque la mayoría de gente no tiene afinado el ‘Ojo del Cazador’, no sabe ni qué es lo que ve.
¿Qué tantas cosas de las que se dicen sobre estos seres son ciertas y qué tantas no?
Se habla de conspiraciones, como lo muestra el cine, pero nada de eso es cierto. Lo que tampoco es cierto es que en el área E51 de Nevada, Estados Unidos, el Gobierno haya experimentado con extraterrestres grises, intercambiando con gente o experimentando tecnología. Lo cierto es que el Gobierno norteamericano ha aprovechado de los ovnis la tecnología de las naves que se han estrellado en los últimos 70 años, naves como el Caso Roswell, como la que se estrelló en la Sierra Nevada de Santa Marta, el ovni que se estrelló en Taiwán o en la Serena, Chile.
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